martes, 22 de noviembre de 2016

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Cambio de modelo y de gobierno

1.    El cambio de gobierno y del actual modelo económico y político de dominación y exclusión es urgente. Los venezolanos, sin distinción entre opositores y partidarios del gobierno, no merecemos seguir sufriendo. Si el gobierno de Maduro y su modelo continúan estaremos condenados a convertirnos, dentro de poco, en la nación más pobre de América Latina, y en uno de los últimos reductos de las dictaduras militaristas del planeta. Cambiar de gobierno es hoy una necesidad impostergabley es una condición necesaria para atender las necesidades de la gente que hoy no tiene acceso a los alimentos y medicinas, que vive en la angustia permanente de la violencia y la inseguridad, que no ve oportunidades para los jóvenes y los trabajadores, que no les alcanza su salario para mantener a sus familias y progresar, y que le han cerrado sus posibilidades de expresarse y elegir. Este es un grito que retumba en todas las calles y rincones de nuestras ciudades, pueblos, barriadas y caseríos.

2.     Para cambiar la presente situación sólo existen dos caminos, el de la política y el de la violencia. La violencia es excluyente y se reduce a destruir. Y detrás de ella sólo hay dolor, al que luego sigue una inmensa y generalizada frustración, ya que la violencia no resuelve ninguno de los problemas que pretende remediar, pero sí agrava los que existen. Es injusto que el destino de un pueblo sufriente sea más dolor y daño. Venezuela no puede estar condenada a ello.

3.     El camino de la política, por el contrario, es complejo porque supone construir. Y en el campo de la política existe un amplio rango de herramientas de lucha cívica: organización popular, presión internacional, movilizaciones, protestas, diálogo con el adversario, trabajo electoral, huelgas, negociaciones, docencia social e incorporación de la ciudadanía, por nombrar sólo las más importantes. Todas ellas son complementarias e incluyentes, y ninguna puede ser dejada de lado. Hacerlo puede significar el debilitamiento y eventual fracaso de la opción política y, en consecuencia, correr el inmenso riesgo que en su lugar irrumpa la opción violenta.

4.     La lucha por superar la actual crisis, para lo cual el cambio de gobierno y de modelo es condición imprescindible, debe aprovechar todos los instrumentos de la Política. Debe entonces, en consecuencia, combinar la necesaria presión popular y la organización de la ciudadanía, con una estrategia agresiva, consensuada e inteligente en la mesa de diálogo.

5.     Haber obligado al gobierno a sentarse a dialogar es un triunfo innegable del pueblo democrático. Nuestra intención es reforzar la alternativa del diálogo. Es necesario afrontar esta complicada y desigual fase de la batalla política, luego del cierre de las salidas electorales, acompañados de un testigo de excepción y de ascendencia insuperable, como es el Vaticano, con gran confianza en la fuerza de la ciudadanía organizada y activada.

Claves del proceso de diálogo

6.     El trabajo político en la mesa de diálogo presidida por la Santa Sede es difícil. La negociación será siempre asimétrica, porque el poder institucional y de fuerza está en manos de la contraparte oficialista. Para que el país democrático alcance logros y resultados concretos, hacen falta en principio unidad de criterio y de acción.

7.     La unidad política es ahora más necesaria e imprescindible que nunca. La unidad política es unidad social, es concordia, pero es, sobre todo, unidad de objetivos y trasparencia en las decisiones. No sólo unidad de nuestro liderazgo democrático, sino la de todos los venezolanos descontentos. Unidad en la movilización, en la perseverancia y en la estrategia, que implica entre otras cosas enfrentar a la oligarquía gobernante con todas las herramientas de la política. Se requiere un trabajo unitario para maximizar y darle direccionalidad a la inmensa legión de los venezolanos ansiosos de cambio, sin lo cual no pasaremos de ser una mayoría numérica, pero políticamente desagregada y desorganizada.

8.     La creatividad y la inteligencia, por el otro lado, son esenciales. Para todos es evidenteque el gobierno quiere la mesa de diálogo sólo para ganar tiempo y “enfriar” la presión popular, pero nunca para tomarla en serio. Nuestro reto es que esa mesa se asuma como algo serio. Ello pasa, a nuestro juicio, por 4 condiciones:

a.      Adoptar un compromiso de apoyo al diálogo como proceso de negociación política, con etapas, pasos, tiempos, consolidación de hitos y logros, identificación de alternativas, evaluación de resultados con el Vaticano como mediador confiable. Es un proceso donde se ponen en tensión las fortalezas, en la mesa y fuera de ella, para alcanzar logros tempranos y resultados totales o parciales razonables.
b.     Exigir compromisos significativos y suficientes garantías de cumplimiento de logros, que aseguren el respeto a los poderes electos y al voto popular, como primer paso para propender a un cambio de gobierno en el menor tiempo posible, evitando así que se generen nuevas y mayores frustraciones en un pueblo cansado de tanta burla e indolencia gubernamental.
c.      Atender con especial énfasis el tema de la clara, precisa y oportuna información y comunicación a los venezolanos y al mundo, asegurando la coherencia en el discurso y, de ser posible, la unificación del mismo, con una eficaz gestión de medios, convencionales y alternativos.
d.     Diseñar y conformar una plataforma de conexión orgánica o de vasos comunicantes entre la MUD, por una parte, como participante directa en la mesa de diálogo, y los actores, organizaciones y movimientos sociales, por la otra, que son los participantes indirectos en esa instancia.
Al tiempo que se desarrollan estas actividades, directamente relacionadas con la mesa de diálogo, es conveniente que las organizaciones políticas y sociales consideren y adelanten un conjunto de acciones populares que conformen un ambiente favorable para lograr los mejores resultados, como por ejemplo:

a.      Presentar a los venezolanos una propuesta clara que invite a reconstruir el país, sobre la base del compromiso de conformar un Gobierno de Unidad Nacional con todos los sectores, amplio e incluyente, que haga énfasis primordial en la atención inmediata a la grave situación social y económica de nuestros compatriotas, y que incluya una propuesta de lineamientos principales del próximo gobierno.
b.     Promover la declaratoria de amplios y diversos sectores y organizaciones no partidistas a favor del cumplimiento de la Constitución, y exigir el respeto a su legítimo derecho constitucional a protestar y realizar movilizaciones en respuesta a las políticas equivocadas del gobierno.
c.      Convertirla mesa de diálogo en herramienta política para la organización popular, para impulsar la docencia social y la protesta ciudadana.Una forma de hacerlo es debatiendo y discutiendo en asambleas ciudadanas los detalles del proceso, recoger impresiones y recabar cuestionamientos y sugerencias.
d.     Impulsar un movimiento amplio de defensa de la constitución y la democracia, para ampliar y maximizar las voluntades en favor del cambio político democrático.

Caracas, a los 20 días del mes de noviembre de 2016.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Municipio y Capacitación Gerencial



Nadie pone en duda la importancia del Municipio como la instancia de gobierno más cercana a los ciudadanos. La actividad de los gobiernos locales posee una incidencia definitiva en la calidad de vida de sus habitantes. Los municipios constituyen la base territorial para la organización de la República; gozan de autonomía y personalidad jurídica. La autonomía municipal comprende: la elección de sus autoridades, la gestión de sus competencias y la creación, recaudación de sus ingresos. Las competencias municipales están determinadas en la Constitución de al República Bolivariana de Venezuela, y en la Ley Orgánica del Poder Público Municipal entre otros referentes legales. La organización del Poder Público Municipal contemplada en la LOPPM, se ejerce a través de cuatro funciones: la función ejecutiva, realizada por el alcalde, responsable del gobierno y la administración; la función legislativa (deliberante) correspondiente al Concejo Municipal; la función del control fiscal, cuya responsabilidad es de la Contraloría Municipal; y la función de planificación que será ejercida conjuntamente con el Consejo Local de Planificación Pública.

Los principios constitucionales de la participación en la formación, gestión y control de la gestión pública determinan cualidades y procesos de inclusión ciudadana al Poder Público Municipal. La ejecutiva debe desarrollarse con la participación (de manera vinculante o no) de la opinión popular en la formación y ejecución de programas públicos. La función deliberante del Poder Municipal se encuentra obligada a propiciar la implementación de mecanismos de consulta pública, y de recepción de las iniciativas legislativas a las cuales tienen derecho las comunidades organizadas de cada entidad local. Los contralores municipales están obligadas legalmente a atender las denuncias ciudadanas. Las organizaciones de contraloría social, son parte del sistema nacional de control fiscal. Y la función de planificación otorgada a los CLPP es compartida e incluyente para otras formas asociativas no estatales como los consejos comunales, los comités de tierras, las mesas técnicas (de agua, energía) y otras instancias de participación popular. Por último, el presupuesto participativo –en este contexto- constituye una herramienta única donde las comunidades organizadas tienen la posibilidad de incidir en la gestión pública.

Frente a la nueva “realidad participativa” que supone el marco constitucional y legal vigente, en el ámbito local que nos ocupa, la gerencia se encuentra ante el reto de pasar de una modelo de gestión centralista y autoreferenciado, a otro orientado abierto a la satisfacción de las demandas sociales con base a la base de nueva relaciones entre el Estado y la sociedad. En tal sentido, la gerencia pública municipal posee un conjunto de compromisos éticos, políticos y técnicos, estratégicos y operativos que debe cumplir para facilitar la aplicación y el cumplimiento de los derechos populares a la inclusión en la gestión de las políticas públicas de alcance local. Lo anterior supone, que la gerencia municipal tenga que elevar su capacidad de gobierno. Temas como adecuada percepción ética de la política; o la relación gobierno/comunidad; la solidaridad social; la gestión transparente y la rendición de cuentas; por una parte. Y el desarrollo de adecuados modelos de planificación, gestión y sistemas de información y seguimiento de proyectos; conjuntamente con la simplificación de procedimientos administrativos y de atención ciudadana, tendrían que constituir elementos ineludibles y habituales dentro de una visión renovadora y de fortalecimiento de la gerencia local.