La acción de los vecinos organizados profundizó los medios de participación
y democratizó el sistema político.
Desde sus inicios el movimiento
vecinal ha contribuido a la organización comunitaria en función de objetivos
altruistas y colectivos. El bien común y la solidaridad han marcado su gestión,
aunque no siempre bien aplicadas.
La tensión permanente con el
Estado, los partidos políticos y otros sectores no siempre ha sido resuelta de
manera positiva. En ocasiones los intereses particulares dentro del propio
movimiento dificultan el establecimiento de relaciones de cooperación en al
sociedad civil y Estado.
La democratización del sistema
político (local) mediante las exigencias de personalización y universalización
del sufragio y elección directas autoridades locales significaron un avance
estratégico en consolidación de la cultura democrática y participativa en el
país.
Su localismo y vocación
asistencialista le hizo fácil presa de
la cooptación política-partidista durante los años 80-90 y a partir del 2006
fue cooptado por el Estado y sus agencias
que le emplea como un operador de
ciertos programas públicos.
@gestiondecambio
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